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El tránsito intestinal es un proceso vital para la salud, en el cual se absorben los nutrientes de los líquidos y alimentos que circulan por el sistema digestivo, y se eliminan los desechos (1).
Un tránsito intestinal regular y sin alteraciones significa que el sistema digestivo es saludable. Por el contrario, las irregularidades y variaciones pueden provocar molestias y estar relacionadas con alguna patología.
El estreñimiento constituye uno de los problemas gastrointestinales más frecuentes en la práctica clínica. Su prevalencia oscila entre el 1% y el 20% en poblaciones occidentales, alcanzando hasta un 50% en personas mayores institucionalizadas (1). Comprender su fisiopatología y manejo resulta fundamental para ofrecer un tratamiento efectivo a los pacientes.
¿Cómo se define un tránsito intestinal saludable?
La consistencia de las deposiciones es considerada un mejor indicador del tránsito colónico que la frecuencia defecatoria (1). Para su evaluación objetiva, se utiliza la Escala de Bristol, que clasifica las heces en 7 tipos:
- Tipo 1-2: Estreñimiento (tránsito lento)
- Tipo 3-4: Normal (tránsito óptimo)
- Tipo 5-7: Diarrea (tránsito acelerado)
El estreñimiento funcional se define comúnmente como un trastorno que se caracteriza por una dificultad persistente para defecar, así como por la sensación de que la evacuación es incompleta. También incluye movimientos intestinales infrecuentes, que ocurren cada 3 a 4 días o con menor frecuencia, sin la presencia de síntomas de alarma o causas secundarias (1).
Factores que pueden influir al tránsito intestinal
El tránsito intestinal puede verse afectado por (1,2):
Factores de riesgo modificables:
| Factores no modificables:
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Sedentarismo
| Envejecimiento
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Baja ingesta calórica
| Sexo femenino
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Dieta pobre en fibra
| Nivel socioeconómico bajo
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Ingesta insuficiente de líquidos
| Polimedicación
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Depresión
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Síntomas digestivos
Los profesionales de la salud en consulta a menudo se encuentran que los pacientes sufren algún tipo de problemática relacionada con el tránsito intestinal. Además de los síntomas principales del estreñimiento, como la dificultad para defecar y la disminución en la frecuencia de las deposiciones, existen otros síntomas digestivos que pueden acompañar a esta condición. Estos síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia dependiendo de la causa subyacente del estreñimiento (1).
- Dolor abdominal: Es un síntoma frecuente, especialmente en casos de estreñimiento por tránsito lento. Puede ser descrito como un dolor sordo y difuso, o como cólicos intermitentes. La distensión abdominal, causada por la acumulación de heces en el colon, también puede contribuir al dolor (1).
- Sensación de evacuación incompleta: Es una sensación persistente de que no se han expulsado todas las heces del recto, incluso después de un esfuerzo considerable (1).
- Heces duras y grumosas: La consistencia de las heces es un indicador importante del tránsito colónico. Las heces duras y grumosas son características del estreñimiento, ya que indican que las heces han permanecido en el colon por un período prolongado, lo que ha permitido una mayor absorción de agua (1).
- Esfuerzo excesivo al defecar: Es necesario un esfuerzo significativo para expulsar las heces, lo que puede llevar a un tiempo prolongado en el baño (1).
- Necesidad de maniobras manuales para facilitar la defecación: Algunos pacientes pueden recurrir a la presión manual sobre el abdomen o la zona perineal para facilitar la evacuación de las heces (1).
- Gases: La acumulación de heces en el colon puede provocar la producción excesiva de gases, lo que puede causar distensión abdominal y flatulencia (1).
Es importante destacar que la presencia de síntomas de alarma, como sangre en las heces, pérdida de peso inexplicada, anemia o un cambio repentino en los hábitos intestinales, requiere una evaluación médica inmediata (1).
Cómo favorecer el tránsito intestinal
Para empezar, es primordial instaurar una rutina. Mantener unos hábitos de vida saludables, establecer las horas adecuadas de descanso, organizar los horarios de las comidas, adaptar la vida laboral y social, y muy importante que en muchas ocasiones no se cumple, reservar momentos para ir al baño con tranquilidad y sin prisas.
Estrategias básicas (1):
- Modificación del estilo de vida:
- Establecer horarios regulares para la defecación. Establecer un horario para ir al baño puede ayudar a formar hábitos regulares. Se recomienda que los pacientes intenten utilizar el baño a la misma hora todos los días, preferiblemente después de las comidas, cuando el reflejo gastrocólico es más fuerte (3).
- Realizar actividad física moderada diariamente: La actividad física regular se asocia con una mejora en el tránsito intestinal. Estudios indican que incluso caminatas breves pueden estimular la motilidad intestinal. Se sugiere fomentar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana (3).
- Mantener una hidratación adecuada (1.5-2.0 L/día)
- Intervención nutricional:
- Incrementar gradualmente la ingesta de fibra y líquidos
- Asegurar un aporte calórico suficiente
- Evitar ayunos prolongados
- Suplementación con fibra: Se recomienda específicamente el psilio, una fibra soluble.
Estrategias alimentarias para favorecer el tránsito intestinal
Aumento del Consumo de Fibra:
- Objetivo: 25-30 g/día
- Incremento gradual para evitar molestias digestivas
- Combinar fibra soluble e insoluble
La fibra dietética juega un papel crucial en la regulación del tránsito intestinal. Aumenta el volumen de las heces y facilita su paso por el colon (1).
- Fibra soluble: Se encuentra en avena, cebada, legumbres, frutas y verduras. Mejora la consistencia de las heces. Ayuda a formar un gel que suaviza las heces y tiene efecto prebiótico (3).
- Fibra insoluble: Presente en salvado de trigo, cereales integrales, frutos secos granos enteros y vegetales, aumenta el volumen de las heces y acelera el paso por el intestino (1,3).
Recomendaciones para aumentar el consumo de fibra: Esta fibra puede obtenerse a través de una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales (1). Un enfoque práctico es incentivar el consumo de al menos cinco porciones de frutas y verduras al día (3).
- Consumir dos o tres raciones diarias de frutas. Escoger la pieza entera, preferiblemente con piel, evitando los zumos, los batidos o las compotas. Las frutas con mayor aporte de fibra son las ciruelas, los kiwis y las naranja
- Comer diariamente como mínimo dos raciones de verduras y hortalizas. Algunas de las que aportan mayor contenido en fibra son la lechuga, las espinacas, el pimiento…
- Priorizar las legumbres en nuestras comidas principales 3-4 veces por semana. Aparte de proteína vegetal, son una buena fuente de fibra.
- Escoger los cereales integrales sobre todo si se consumen a menudo como es el caso del arroz y el pan. Los cereales del desayuno también es óptimo seleccionarlos sin azúcares añadidos como la avena, espelta, maíz…
- Los frutos secos son una fuente de grasa saludable y fibra, y se pueden consumir a diario. Podemos optar por nueces, almendras, pistachos… en crudo o tostados sin sal añadida.
- También es muy favorable añadir semillas trituradas o molidas como pueden ser el lino, la chía en las comidas.
- En algunos casos, puede ser necesario complementar la dieta con suplementos de fibra, como el psilio (Psyllium). Sin embargo, es importante tener en cuenta que la suplementación con fibra no se recomienda en pacientes con dilatación colónica (1).
Introducción gradual de la fibra: Un aumento repentino en la ingesta de fibra puede causar molestias gastrointestinales, como gases y distensión abdominal.
Hidratación:
- Mínimo 1.5-2.0 L/día de agua
- Distribuir la ingesta a lo largo del día
- Aumentar el aporte en caso de mayor ingesta de fibra (1,4)
- El consumo adecuado de líquidos, idealmente entre 1.5 y 2.0 litros al día, es fundamental para mantener las heces blandas y facilitar su evacuación (1,3). Una adecuada hidratación ayuda a que la fibra ejerza su efecto beneficioso (3).La deshidratación puede contribuir al endurecimiento de las heces y empeorar el estreñimiento (1).
Consumo de probióticos.
Los probióticos pueden tener un papel beneficioso en la salud intestinal. El consumo de alimentos fermentados, como yogur, kéfir y chucrut, puede ayudar a mejorar la flora intestinal y facilitar el tránsito. Es recomendable considerar la inclusión de suplementos probióticos en la dieta (3).
Reducción de alimentos que favorecen el estreñimiento.
Limitar el consumo de alimentos procesados, ricos en grasas y bajos en fibra, puede ser esencial para evitar el estreñimiento (3).
El manejo del estreñimiento es multifacético y requiere un enfoque integral que involucre cambios en la dieta, la hidratación y el estilo de vida. Estos consejos prácticos pueden ser útiles para profesionales de la salud al brindar recomendaciones a sus pacientes.
Fuentes
- Lindberg Saeed Hamid Peter Malfertheiner Ole Thomsen Luis Bustos Fernandez James Garisch Alan Thomson Khean-Lee Goh Rakesh Tandon G, Khan Justus Krabshuis Anton Le Mair A. Guías Mundiales de la Organización Mundial de Gastroenterología. Estreñimiento: una perspectiva mundial. 2010 nov.
- Bharucha AE, Pemberton JH, Locke GR. American Gastroenterological Association Technical Review on Constipation. Gastroenterology [Internet]. 2013 [citado 28 de octubre de 2024];144(1):218. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3531555/
- PEN Nutrition. Nutritional Management of Constipation. 2021;
- WHO and FAO. Diet, nutrition, and the prevention of chronic diseases (report of a joint WHO and FAO expert consulation). WHO Technical Report Series [Internet]. 2003 [citado 28 de octubre de 2024];916:1-160. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/42665/WHO_TRS_916.pdf?sequence=1